La Guerra de la Independencia de Cuba (1895-1898) supuso la pérdida de las últimas colonias del imperio español en América y generó una profunda crisis social, política y cultural en nuestro país. Fue el lógico colofón a la desgraciada historia del XIX español, un siglo de oportunidades perdidas en el tránsito de España hacia la modernidad. Pero, como en todas las guerras, la peor consecuencia fue la sangría de vidas humanas. En la de Cuba hubo alrededor de 300.000 muertos, 50.000 de ellos españoles, en su mayoría jóvenes reclutados por todos los rincones de España.
Buscando en la hemeroteca de El Diario de Huesca he podido encontrar los nombres de algunos soldados originarios de Palo que fallecieron en dicho conflicto.
El 1 de octubre
de 1896 murió en Sagua la Grande, Salvador Sin Bestué, del batallón de Mérida, a consecuencia de la enfermedad del vómito negro (así se llamaba en la época a la fiebre amarilla). En 1898 le fue reconocida a sus padres, Antonio Sin Mur y María Bestué Solanilla, una pensión de 182,50 pesetas anuales.
El 12 de
diciembre de 1897 falleció en La Habana, también de fiebre amarilla, Antonio Calero Lecina. Creo que puede haber un error en la publicación del primer apellido del soldado, ya que en el censo de 1890 no hay en Palo ningún vecino apellidado Calero. Es probable que el apellido correcto fuera Cabrero o Cavero.
También murió en Cuba Victoriano Garcés Brualla, aunque desconozco la fecha y la causa. Sus padres, Ramón Garcés Bestué y Josefa Brualla comenzaron a cobrar una pensión compensatoria por su muerte a partir de abril de 1900.
Mejor suerte tuvo Antonio Cavero, del 47 Tercio de la Guardia Civil, que fue repatriado para ser ingresado el 20 de
diciembre de 1898 en el sanatorio de la Cruz Roja de Huesca.
Desconozco si, además de los citados, hubo algún palense más entre las víctimas de la Guerra de Cuba. Vaya desde aquí mi modesto homenaje a todas las víctimas del sinsentido de la guerra, sea cual sea el lugar y el momento de la misma.
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