domingo, 27 de septiembre de 2015

La romería de San Agustín y sus "excesos".


 Las romerías constituyen, ya desde antiguo, una de las manifestaciones más importantes de la religiosidad popular en nuestro país. Prácticamente no hay localidad, por pequeña que ésta sea, que no celebre una o varias romerías repartidas a lo largo del calendario.

 Tenemos constancia documental de que ya en el siglo XVIII se celebraban romerías en Palo por San Jorge (23 de abril), Santa Bárbara (el primero de mayo), Santa Brígida (el 8 de mayo), las Letanías de Mayo (a mediados de mes), Bruis (a finales del mismo mes) y San Agustín (el 28 de agosto). En la actualidad se conservan todas, a excepción de la de las Letanías de Mayo, aunque las de Santa Bárbara/San Pedro y Santa Brígida han variado su fecha de celebración.

Romerías en Palo Huesca
Romería en Bruis en los años 60.



 Una de las que todavía se sigue celebrando es la San Agustín, que congrega a los vecinos de Murillo de Monclús, Formigales y Pablo, pues la ermita se encuentra prácticamente en la linde de los tres pueblos. La romería se celebra a finales de agosto, muy cerca ya del comienzo del año agrícola, por lo que, antiguamente, las casas más desahogadas económicamente aprovechaban para cerrar la contratación de criados y criadas.

Romerías en Palo Huesca
Exterior de la ermita de San Agustín

 A finales del siglo XVIII la organización de la romería corría a cargo de los regidores o alcaldes de los tres pueblos, quienes, además, se beneficiaban del arriendo de una barraca o taberna en la que los romeros podían "aliviarse" del calor agosteño o "celebrar" el cierre de algún trato ventajoso. Parece ser que las celebraciones excedían lo estrictamente religioso y que la jornada acababa a altas horas de la noche entre el jolgorio y los excesos de los feligreses. Ante las reiteradas quejas y denuncias del párroco de Formigales, custodio de la llave de la ermita (y algo celoso de que los beneficios económicos de la romería fueran a parar a manos de los concejos) el Obispo de Barbastro se vio obligado a intervenir, declarando la ermita en entredicho y ordenando que las llaves, alhajas y ornamentos de la misma quedasen bajo custodia del prior del santuario de Bruis "hasta tanto que cese el abuso de la detestable concurrencia". En caso de no ser así, decretaría el derribo definivo de la ermita.


Romerías en Palo Huesca
Interior de la ermita de San Agustín en la actualidad.



  Afortunadamente parece que la cosa no pasó a mayores y que las aguas volvieron a su cauce, ya que la tradición se ha mantenido hasta nuestros días, sirviendo esta romería como punto de celebración y encuentro de las gentes que todavía pueblan en Valle de La Fueva.

domingo, 17 de mayo de 2015

Palo en 1908




 Un día, buscando información sobre Palo en la magnífica Biblioteca Digital Hispánica de la Biblioteca Nacional de España, encontré una obra titulada Guía de la provincia de Huesca con noticias de interés general relativas a varios servicios públicos publicada en 1908 por Adrián Hernández y Cerezo, oficial del Cuerpo de Correos. En el preámbulo del libro, el autor confiesa que las informaciones que allí aparecen le fueron proporcionadas por sus propios compañeros de Correos y los curas párrocos de las diversas localidades de la provincia.

  La obra consta de tres partes:

  • En la primera encontramos información general sobre los sistemas de comunicaciones y telecomunicaciones de la época (Correos, telégrafos, teléfonos, terrocarriles, carruajes, carreteras, etc…).
  • En la segunda aparece una breve descripción de la provincia de Huesca y la guía de la capital y de las poblaciones pertenecientes a su partido judicial.
  • En la tercera se incluye la guía del resto de localidades de la provincia clasificadas según sus partidos judiciales.

Palo Huesca Guía de 1908


 Es en esta última parte, en la página 175 y, dentro del partido judicial de Boltaña, donde aparece Palo. En primer lugar se ofrece información general sobre su población, situación y comunicaciones y los nombres de los cargos públicos (alcalde, secretario, etc…), párroco, maestro y cartero. A continuación, los distintos oficios que, además de los estrictamente agrarios, se desempeñaban en el pueblo, seguidos de los nombres de los que los ejercían. Como curiosisad, destaca el número de alpargateros (4), mucho mayor que el de otras localidades de tamaño similar o mayor.

 A continuación transcribo la información:

PALO
Lugar de 163 habitantes. Obispado de Barbastro. Distrito Electoral de Boltaña. Situado
a 80 Km. de Huesca y a 40 de Barbastro cuya estación de ferrocarril es la más próxima.
Carruaje desde Barbastro hasta Mediano y desde aquí camino vecinal. Fiesta el 15 de Agosto.

Alcalde, D. Joaquín Santorromán
Secretario, D. Ramón Ferrer
Juez, D. Florencio Cavero
Fiscal, D. Joaquín Cosculluela
Párroco, D. José Giral
Maestro, D. Antonio Viu
Correos, D. Mariano Perís

Alpargaterías
Amado Cavero
Francisco Bestué
Joaquín Bestué
Miguel Palacio

Barbería
Joaquín Cosculluela

Carpinterías
Mariano Garcés
Martín Pera

Comestibles
Antonio Fantova

Herrería
Ramón Palomera

Médico
Jacinto Bestué

Posadas
Antonio Fantova
Joaquín Román

Propietarios
Antonio Viu
Joaquín Román
José Lalueza.

lunes, 30 de marzo de 2015

Vicente Lacambra Serena, un escritor nacido en Palo.


 Vicente Lacambra Serena nació en Palo el 18 de enero de 1876. Aunque por sus apellidos bien pudiera pensarse que era descendiente de alguna de las casas del lugar, lo cierto es que el hecho de su nacimiento en Palo se debió a que su padres (el padre era natural de Arro) residían allí de manera temporal.


Vicente Lacambra Serena
Vicente Lacambra (foto: Fundación Pablo Iglesias)
 En 1904 trabajaba como empleado de Consumos en el Ayuntamiento de Barcelona, empleo que pudo haber conseguido gracias a su amistad con Manuel Compte Porta, alias Nelo, quien, además, le introduciría en los ambientes más turbios de la noche barcelonesa. Nelo era lo que se conocía en la época como un guapo o pinxo, ya que ejercía de matón para el Edén Concert, uno de los locales nocturnos de la ciudad. Además contaba con apoyos en el mundo de la política ya que también hacía "trabajos" para el Partido Liberal Conservador, lo que le permitía delinquir con total impunidad. Hay que decir que en la Barcelona de aquellos años el ambiente del hampa y el de la política estaban muy entreverados puesto que políticos, empresarios y caciques se servían de matones para extorsionar, amedrentrar o eliminar a sus adversarios.

 Metido en este ambiente, Vicente Lacambra, alias Vicentet, se vería envuelto en uno de los casos de asesinato más famosos de la época, el del Aragonés, otro matón, nacido en Almonacid de la Sierra (Zaragoza) y afincado en Barcelona. Su verdadero nombre era Nicolás Gálvez Martínez, pero lo había cambiado por el de Gregorio Brau para no avergonzar a su familia. El Aragonés era enemigo declarado de Nelo, a quien había amenazado de muerte en varias ocasiones. La noche del 8 de marzo de 1904, El Aragonés, se presentó en el Edén Concert con el objeto de provocar a Nelo, pero fue expulsado del local por un guardia municipal. Nelo, supuestamente acompañado de Vicente Lacambra, salió tras él y le disparó con una pistola en la calle Arolas. El Aragonés  se refugió en la chocolatería La Mallorquina, pero de nada le sirvió, pues Nelo y su acompañante entraron en el local y, tras un forcejeo, acabaron con su vida.

 Nelo fue detenido con el cuchillo todavía manchado de sangre en sus manos, pero Vicente Lacambra no sería apresado tras el suceso, sino que a la mañana siguiente se presentó voluntariamente en el Gobierno Civil para intentar demostrar su inocencia, apoyado por la declaración de Nelo, que le exculpaba del crimen. De nada le sirvió, ya que ingresó inmediatamente en el calabozo. Tampoco a Nelo le sirvieron en esta ocasión sus contactos en las altas esferas políticas.


Vicente Lacambra Serena
Vicente Lacambra y Nelo tras el juicio. Foto: Archivo de ABC

El suceso fue muy comentado en la época, y el juicio, que comenzó el 13 de junio de 1905 en la Audiencia de Barcelona, suscitó gran expectación en la capital catalana. La defensa de Vicente Lacambra insistió en la inocencia de su defendido pero la sentencia del Tribunal fue implacable: pena de muerte para Manuel Compte Porta, alias Nelo y cadena perpetua para Vicente Lacambra Serena, alias Vicentet. Tampoco tuvo el efecto deseado una carta escrita por el hermano de Vicente Lacambra en la que se autoinculpaba del asesinato. Los periódicos de la época calificaron esta carta como "una burda combinación para conseguir la revisión de la causa" y todos, sin excepción, señalaron a nuestro personaje como cómplice del asesinato, aunque las pruebas contra él no fueran concluyentes.



 Vicente ingresaría en el Penal de San Miguel de los Reyes, en Valencia, para cumplir su condena y desde ese momento no cejaría en el empeño de demostrar su inocencia. Sus argumentos y el tesón con el que los defendía debieron convencer a la intelectualidad de la época, pues se creó una comisión para solicitar su indulto. Esta comisión estaba encabezada por Jacinto Benavente y contaba con el apoyo de personalidades de la talla de Azorín, Benito Pérez Galdós, Mariano de Cavia, Eduardo Marquina, José Ortega y Gasset, Eduardo Zamacois, Luis de Zulueta o Joaquín Dicenta.

 Tras una reunión de la comisión con el Presidente del Gobierno, Eduardo Dato, el 16 de diciembre de 1913 Alfonso XIII firmaba el indulto de Vicente Lacambra Serena. La casualidad quiso que el anuncio del indulto coincidiera con el estreno en Madrid de La Malquerida, una de las obras de teatro más aclamadas de Jacinto Benavente. Esa misma noche el dramaturgo declaró que le complacía más la noticia del indulto de Vicente que el éxito obtenido por su obra.


Vicente Lacambra Serena
Reportaje en Mundo Gráfico tras el indulto de Vicente Lacambra



 Además del favor con el que contó su causa en el mundo de la cultura, otro hecho importante contribuyó a que Vicente sobrellevara su condena: en el locutorio del presidio conoció a Josefa Royo, una joven de la que se acabaría enamorando y con la que contrajo matrimonio en la iglesia del penal. La prensa de la época también se hizo eco del idilio y Eduardo Zamacois les dedicó un conmovedor artículo en la revista Nuevo Mundo. Asimismo, Mundo Gráfico publicó un reportaje con álgunas imágenes de Vicente en prisión.

  Vicente Lacambra obtuvo el indulto, pero ni él ni los que apoyaron su causa quedaron conformes del todo, ya que no se le exculpaba del crimen cometido. Tras el indulto intentó, sin éxito, la revisión de su causa. En un artículo publicado algunos años después en el diario progresista La Libertad, nuestro personaje escribiría lo siguiente:

"Se me concedía gracia, a mí, que no había podido obtener justicia. Se me perdonaba, cuando, en realidad y en justicia, el único que debía perdonar era yo. Tristísima paradoja, sangrienta paradoja,  que aún llevo clavada en el alma."

  Poco tiempo después de ser indultado escribió sendos artículos en El País y Heraldo de Madrid para agradecer el apoyo prestado a su causa, y en 1916  publicó su primera obra, titulada Mi calvario. Diez años de un inocente en presidio (1904-1914), prologada por Jacinto Benavente. A ésta seguirían Yo no mato (1922), Amor y trabajo (1923) y El supremo juez (1924). Parece ser que, en total, escribió alrededor de una veintena de obras de teatro, aunque la mayoría quedaron inéditas.

 Además de su faceta como escritor y periodista, Vicente Lacambra fue un hombre de fuertes convicciones políticas y sociales. Tras el indulto fijó su residencia en Mislata (Valencia) y en 1920 comenzó a trabajar como auxiliar de la Inspección de Trabajo en la capital levantina. Perteneció a la Agrupación Socialista y a la Federación Provincial Socialista de Valencia, y en 1931 pasó a formar parte del Comité Nacional de la Unión Nacional de Dependientes Municipales, federación adscrita al sindicato UGT. Durante la guerra civil desempeñó varios cargos políticos: Consejero Provincial, delegado de la Dirección General de Aduanas en la zona Centro-Sur-Levante y vocal del Tribunal de Alta Traición, Espionaje y Derrotismo de Alicante.

 Tras la Guerra Civil, y por haber pertenecido al bando perdedor, se vio obligado a emprender el duro camino del exilio. Finalmente recaló en México,  a donde llegó en mayo de 1942 a bordo del buque Nyassa. Allí se convirtió en asiduo colaborador de la publicación Adelante, Órgano del Partido Socialista Obrero en México y fue miembro destacado de la Agrupación Socialista Española en dicho país

Falleció en Culiacán-Sinaloa el 3 de abril de 1959.


domingo, 15 de febrero de 2015

La Guerra de Cuba


La Guerra de la Independencia de Cuba (1895-1898) supuso la pérdida de las últimas colonias del imperio español en América y generó una profunda crisis social, política y cultural en nuestro país. Fue el lógico colofón a la desgraciada historia del XIX español, un siglo de oportunidades perdidas en el tránsito de España hacia la modernidad. Pero, como en todas las guerras, la peor consecuencia fue la sangría de vidas humanas. En la de Cuba hubo alrededor de 300.000 muertos, 50.000 de ellos españoles, en su mayoría jóvenes reclutados por todos los rincones de España.

Buscando en la hemeroteca de El Diario de Huesca he podido encontrar los nombres de algunos soldados originarios de Palo que fallecieron en dicho conflicto.



El 1 de octubre de 1896 murió en Sagua la Grande, Salvador Sin Bestué, del batallón de Mérida, a consecuencia de la enfermedad del vómito negro (así se llamaba en la época a la fiebre amarilla). En 1898 le fue reconocida a sus padres, Antonio Sin Mur y María Bestué Solanilla, una pensión de 182,50 pesetas anuales.

El 12 de diciembre de 1897 falleció en La Habana, también de fiebre amarilla, Antonio Calero Lecina. Creo que puede haber un error en la publicación del primer apellido del soldado, ya que en el censo de 1890 no hay en Palo ningún vecino apellidado Calero. Es probable que el apellido correcto fuera Cabrero o Cavero.

También murió en Cuba Victoriano Garcés Brualla, aunque desconozco la fecha y la causa. Sus padres, Ramón Garcés Bestué y Josefa Brualla comenzaron a cobrar una pensión compensatoria por su muerte a partir de abril de 1900.

Mejor suerte tuvo Antonio Cavero, del 47 Tercio de la Guardia Civil, que fue repatriado para ser ingresado el 20 de diciembre de 1898 en el sanatorio de la Cruz Roja de Huesca.


Desconozco si, además de los citados, hubo algún palense más entre las víctimas de la Guerra de Cuba. Vaya desde aquí mi modesto homenaje a todas las víctimas del sinsentido de la guerra, sea cual sea el lugar y el momento de la misma.

domingo, 1 de febrero de 2015

La antigua ermita de San Salvador

Actualmente son tres las ermitas de Palo en las que se sigue celebrando algún tipo de culto o de romería: la de San Pedro y Santa Bárbara, la de Santa Brigida y la de San Agustín (compartida esta última con los vecinos pueblos de Formigales y Morillo de Monclús).

Antiguamente hubo más ermitas con culto. Sabemos que la de San Clemente (San Climén), cuyo edificio de estilo románico ha sido recientemente restaurado, data de mediados del siglo XI y que perdería el culto ya antes del siglo XVIII, pues en las encuestas pastorales de esa época ya no aparece mencionada entre las ermitas de Palo.

Menos conocida es la ermita de San Salvador, que aparece citada en una visita pastoral del obispo de Barbastro, Pedro de Apaolaza, en mayo de 1624 * y que también perdería el culto con el paso del tiempo, puesto que tampoco aparece citada en dichas encuestas pastorales. En su visita, el obispo ordenaba a los jurados de Palo que colocasen una cerraja con llave en la puerta de la ermita, so pena de 50 sueldos:

"Otrosi, haviendo visitado las hermitas que estan en los terminos del dicho lugar, avemos hallado que la de S. Salvador estaba abierta por faltarle cerraja y llave... Por lo qual mandamos a los jurados del dicho lugar que en pena de cinquenta sueldos dentro de dos meses hagan cerraja y llave a la hermita de San Salvador."


La ermita todavía se alza en pie, aunque en un deficiente estado de conservación. Se halla semienterrada en la ladera sur de una loma conocida como San Salvador, sita a 250 metros del Santuario de Bruis en dirección este.


Ermita de San Salvador en Palo
La loma de San Salvador vista desde el santuario de Bruis.


El edificio, de reducidas dimensiones y planta rectangular, es una sencilla construcción de mampostería, orientada al norte, y cubierta por una bóveda de arco rebajado. El tejado era de losas, aunque la mayoría han desaparecido pues éstas se usaban en la confección de trampas para cazar pájaros. Es muy probable que lo queda en la actualidad sean sólo los restos de un edificio de mayor tamaño que se prolongaria hacia el sur. La puerta de entrada a la que hace referencia el obispo se situaría en el lado sur o en uno de los muros laterales.

Entrada a la ermita de San Salvador en Palo
Ermita de San Salvador. Entrada.

En el interior no queda nada que evidencie su antiguo uso religioso excepto la credencia, situada en el lado oeste de la ermita. A su izquierda, una ventana adintelada.

Ermita de San Salvador en Palo
Interior de la ermita en su lado oeste: ventana y credencia.

Hornacina situada en el lado este.
En el lado este encontramos una hornacina adintelada y, sobre ella, un pequeño orificio a modo de mechinal.


Interior de la ermita de San Salvador.
















Ermita de San Salvador en Palo
La cabecera de la ermita se encuentra semienterrada.

 Dado el estado actual y la sencillez de su fábrica, no me atrevería a datar la construcción de la ermita. Es posible que ya existiese en época medieval y que, tras la erección del muy cercano santuario de Bruis en el siglo XVI, se fuera perdiendo en ella de manera paulatina el culto, quedando relegado su uso al de refugio y paridera de ganado.

* Dicho documento se encuentra en los libros parroquiales de Palo depositados en el Archivo Diocesano de Barbastro. La reproducción de dichos libros me fue facilitada por Jesús Cardiel Lalueza, al cual quiero, desde aquí, agradecer su enorme generosidad.